miércoles, 13 de julio de 2011

Mesalina, mi amor (aventuras en una orgia romana)


Aclarado el título para evitar confusiones, pues el nombre de Mesalina me recordó  viejos tiempos en que escuchaba a Carlos Segarra y su grupo cantando a cierta substancia psicotrópica de parecido nombre. Nada más lejos de la realidad y como aclaro se refiere a cierta fiesta realizada en la caliente tierra riojana. Los calores fueron tanto por la metereología como de lo ahí vivido.
Era una fiesta largo tiempo planeada para celebrar la rápida recuperación de un amigo después de una intervención quirúrgica. Una disculpa como otra cualquiera para reunirnos en su aislada casa y hacer lo que más nos gusta…
Ausencias de última hora, hizo que la lista se asistentes se redujese mucho, pero al fin éramos pocos pero valientes: ¡quedaron los mejores!
Yo en principio pensaba ir con mi disfraz romano de vestal, aunque lo de virginal no va mucho con mi persona, así que opte por alguien famosa por su libertad sexual. Se cuenta que Mesalina decidió competir con todas las prostitutas del Imperio, en cuanto a la cantidad de hombres con los que pudieran unirse sexualmente durante un plazo…y por supuesto gano. Tal anécdota, que por cierto, me pone los dientes largos me hizo decidirme por ir de tercera esposa del emperador Claudio: más adecuada elección que lo de las vestales.
Al final y sobre el momento se cambiaron las tornas. Tonta de mi a la hora de ponerme las vestimentas romanas, se me olvido una hermosa cruz negra hecha de calaveras que llevaba puesta. No tardaron en darse cuenta: ¡Una cristina infiltrada en la orgia!…así que no tardaron en infligirme todo tipo de torturas (para mi disfrute) con todo tipo de artilugios, parte de los cuales ilustro convenientemente  aquí abajo. También ilustradas mis partes después de ser castigadas por la fusta (tuve la opción de escoger con que ser azotada entre lo que el verdugo portaba: látigo o fusta y consultando con alguien bien entendida me decidí evidentemente por el más doloroso, viciosa que es una, ya se sabe). No retrate el precioso tono verde-violáceo en el que se torno los posteriores dias.
Lástima que toda la gente estaba a lo suyo y no hay más fotos del momento en cuestión, ni tampoco de otro momentos muy jugosos (momento fregona, muy usado en esa casa cuando la frecuento…).
Por ultimo están las fotos de algo que llevaba tiempo deseando probar: las agujas. Mis primeras agujas (y espero que no las ultimas). Sentir como el acero atravesaba la piel es una sensación indescriptible.